Las emociones que mueven un cambio

Este artículo se basa en el método de gestión del cambio, Life Management,  creado por Gloria Méndez.

Todo cambio lleva consigo una secuencia de emociones que lo impulsan y tienen un orden. Conocer este orden y potenciar cada una de esas emociones, en su momento adecuado, te ayuda a gestionar ese cambio que estás viviendo.

No se trata de tiempo, un cambio puede lograrse en un minuto o en una década, no es eso. El cambio depende de la conciencia que emerja de ti y también del tipo de cambio que busques; estudiar medicina, por ejemplo, no lo lograrás en un minuto, sino en los años que dure la carrera.

Las emociones que acompañan todo cambio, en orden de aparición son: la rabia, la alegría, el miedo, la neutralidad emocional, la tristeza y por último: la plenitud, lo has logrado.

Rabia

Todo cambio comienza por la rabia, en sus diferentes grados. Cuanto más se retrasa ese cambio, más rabia tendrás la próxima vez que te propongas lograrlo.
Lo ideal es realizarlo cuanto antes, no esperar, porque luego vendrá con más fuerza.
Esa rabia no es contra nadie, es un cambio pendiente tuyo, está en ti, por lo tanto, en ningún caso esa rabia la debes verter sobre nadie.

El siguiente vídeo extraído de «El Señor de los Anillos» ilustra un cambio “a lo bestia”, tipo revolución. Mejor no esperar tanto. El árbol (Ent) es el protagonista del ejemplo:

Primero vemos el “efecto bálsamo”, que es no ser consciente de ese cambio, dejarlo pasar, no darle importancia. Eso es lo que no debes hacer. Ese cambio que quieres es por algo, pregúntate a qué se debe, qué es lo que quieres que cambie. Permítete estar enfadado. Si le quitas importancia no harás nada, lo dejarás pasar, el cambio no se iniciará. Por lo tanto, esa rabia es tu amiga, siempre que la sepas ver como lo que es, un síntoma de algo que debe cambiar en ti. Cuando le das importancia, cuando estás decidido a actuar viene el «basta ya» y es cuando te pones en marcha y pasas a la siguiente etapa.

Alegría

Una vez te pones en marcha, escuchas tu voz interior, decides qué vas a hacer y lo haces, la siguiente emoción que surge es la alegría.

La alegría es el combustible que vas a usar para llevar adelante ese cambio.

Ponerte en marcha es: hacer algo, realizar una acción dirigida hacia ese cambio. Te ves en el camino, te alegras por ello. Sentir la ilusión por el paso que acabas de dar es lo que te va a dar fuerzas para seguir adelante.

Lo que frena el cambio en esta fase es la crítica, tanto la interna como la externa. Por eso, evita a las personas que suelen criticarlo todo, no se lo cuentes. Vigila también lo que te dices a ti mismo, no dejes que la parte de ti que no quiere el cambio, la que está más cómoda con que todo siga igual, te venza.

Evita tanto las críticas internas como las externas.

alegria

Miedo

Este es un paso por el que tenemos que pasar todos. No es negociable. Todo cambio implica miedo, si no ya lo habrías realizado antes, ya estaría en tu vida eso que buscas. En esta fase se presentan todos los obstáculos que tienes que atravesar antes de lograr tu cambio. Por lo tanto, tener miedo es lo normal, no lo niegues. El miedo en esta fase también es tu amigo, porque te indica dónde tienes que cambiar. Es necesario para saber qué es lo que tienes que cambiar: creencias, actitudes, bloqueos…

Lo único que tienes que conseguir es mantener la CONFIANZA en que lo lograrás, que el miedo no sea superior a tu voluntad de seguir adelante para realizar los cambios que tienes que realizar para convertirte en la persona que es capaz alcanzar eso que te has propuesto cambiar.

El cambio está en ti y es en ti en quien encontrarás las claves para aprender lo que tengas que aprender, para lograr ese cambio. En esta fase la mayoría se “cae”, el miedo nos frena, nos “asusta”…Confía.

esculpirse

Neutralidad emocional

Una vez hayas realizado todo lo que tenías que hacer para lograr tu cambio, esta es la fase de la “neutralidad emocional”, ya has hecho todo lo que tenías que hacer y ahora lo único que tienes que hacer es esperar a que llegue tu objetivo, le toca moverse a otros. Puede haber sido fácil o difícil, pero ya tu parte está hecha. Ahora es el mundo el que se tiene que mover, tienes que dejar que las cosas lleguen.
La paciencia aquí es clave, perderla puede llevar al traste todo el trabajo hecho hasta ahora. Ocúpate de otras cosas. Dale tiempo al tiempo y deja que la vida te traiga eso para lo que ya estás preparado. No fuerces las cosas. Esa neutralidad emocional, paz, serenidad es el síntoma de que vas bien, perderla y hacer cosas,  realizar acciones al respecto es lo peor que puedes hacer en esta etapa.

gato

 

Tristeza

Una vez llega tu cambio, por paradójico que parezca, la emoción que llega es la tristeza. Ya lo tienes, está en tu vida, pero estás triste. Tranquilo, vas bien. Algo nuevo llega, algo viejo tiene que partir. Es el momento de cerrar ciclos, de despedirte, con agradecimiento de lo viejo para que deje espacio a lo nuevo. Por eso aparece la tristeza.

Esta fase es muy delicada y no pocos cambios se “caen” o se boicotean en esta fase. Si el cambio es verdadero, pasarás esta fase una vez te despidas de lo que tiene que partir y te acostumbres a lo nuevo, con sus luces y sus sombras, como todo en la vida.
Dejar ir, soltar lo que ya no es, consolidar y ratificarte en lo que sí es.

Dejar marchar, despedirte. 

Plenitud

Ahora si, el cambio ya es tuyo y aquí es cuando sientes la plenitud de haberlo logrado. Ya estás en el cambio que te has propuesto, lo has logrado.

Has sido capaz de realizar el viaje y disfrutar del camino, con sus alegrías y sus tristezas, con sus retos y dificultades.

flores

¿Te vas a escuchar a ti mismo o vas a esperar al próximo aviso que tendrá que gritarte la vida más fuerte para que lo escuches?

¿Vas a tomar las riendas de tu vida? 

¿En qué fase del cambio  te encuentras ahora?

Si quieres un acompañante en ese viaje, que te aporte en cada etapa las herramientas que te faciliten el cambio, puedes contar conmigo. Más información

Este artículo se basa en el método de gestión del cambio, Life Management,  creado por Gloria Méndez.

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