¿Sientes resentimiento hacia alguien?

La Ley del Espejo

¿Sientes en este momento resentimiento hacia alguien?

¿Estarías dispuesto a perdonar a esa persona con tal de conseguir una vida más feliz?

Hay un libro que afirma tener una regla mágica que da solución a cualquier problema en la vida. El libro se titula: «LA LEY DEL ESPEJO» y su autor es Yoshinori Noguchi. En el libro encontrarás todas las claves:«LA LEY DEL ESPEJO»

Personalmente no creo que haya ninguna regla mágica que pueda solucionar todos los problemas de la vida, sin embargo sí que hay técnicas que nos ayudan a darnos cuenta del camino que nosotros mismos conocemos pero no nos permitimos sentir y que al practicarlas nos ayudan a trascender y superar lo que nos hace daño y en realidad son regalos que la vida nos brinda para encontrarnos a nosotros mismos.

Para que lleves a cabo esta técnica con los mejores resultados, he dividido este artículo en tres partes, que debes seguir una por una. Te puede llevar varios días, pero los resultados a veces parecen milagrosos, lo digo por propia experiencia.

  1. La Historia 
  2. ¿Qué dice la Ley del espejo?
  3. Ocho pasos para conseguir perdonar

Lo primero que te voy a pedir es que, te tomes tu tiempo para leer la historia haciendo clic en el siguiente enlace:

Textos extraídos del libro «LA LEY DEL ESPEJO» de Yoshinori Noguchi: LA HISTORIA, LA LEY DEL ESPEJO Y LOS 8 PASOS PARA CONSEGUIR PERDONAR:

 LA HISTORIA

Son como unas 15 páginas. Es una historia bella y conmovedora que seguramente te conectará emocionalmente con esta Ley.

Una vez hayas leído la historia, aquí tienes la técnica:

La Ley del Espejo


«La vida es un espejo que refleja nuestro interior. La realidad de nuestra vida es el espejo que refleja nuestro corazón.
Si nos llenamos el interior únicamente de insatisfacción, cada vez ocurrirán más acontecimientos que quieren expresar este descontento. Y, al contrario, si tenemos el corazón siempre lleno de agradecimiento, ocurrirán más acontecimientos que nos harán sentir más agradecimiento.

La vida es un espejo que refleja nuestro corazón. Es decir que ocurren acontecimientos que sintonizan exactamente con nuestro interior. La causa que se halla en nuestro interior se hace realidad como efecto.la ley del espejo

Esta ley tiene muchos puntos en común con la religión y la filosofía oriental tradicionales. Es una ley muy simple, pero que, si se conoce, nos enseña a controlar nuestra propia vida.

Al igual que cuando nos miramos en un espejo podemos conocer nuestra propia imagen, si miramos lo que nos pasa en la vida podremos conocer qué tenemos dentro del corazón.

Para resolver de raíz los problemas de la vida hace falta eliminar la causa que se halla en el propio corazón. Si no cambiamos nuestro interior, y únicamente esperamos que cambien los otros y las situaciones, no conseguiremos lo que deseamos.

Cuando digo que «hace falta cambiar nuestro interior» no quiero decir que «no haga falta actuar en la realidad». Por ejemplo, si alguien está siendo maltratado por otro, lo primero que se tiene que hacer es actuar para protegerse en la vida real. Pero, al mismo tiempo que se intenta hacer lo mejor posible en la vida real, es también importante ir cambiando lo que se tiene dentro del corazón.

Con el perdón se consigue la calma. Cuando pienso «No se lo puedo perdonar » significa que todavía vivo atado al pasado, que el corazón está repleto de rencor hacia alguna persona.

Si siento resentimiento hacia alguien y me digo que “¡no se lo puedo perdonar!”, no conseguiré nunca la paz interior. Estamos trastornados porque una fuerza extra está actuando sobre nosotros. Y si esta situación se prolonga se acabará convirtiendo en sufrimiento. Ciertamente esto es una situación difícil. Yo también la he experimentado.
En este momento, nosotros tenemos dos opciones: «perdonar» o «no perdonar».

Si en el pasado resultamos heridos de la relación con alguien, podemos escoger «no perdonar».
En este caso significa que nos permitimos quedar anclados en el acontecimiento pasado. Y debido a esa situación pasada eliminamos la posibilidad de tener una vida llena de paz.

Por otro lado, tenemos también la opción de «perdonar». Si perdonamos, entonces tanto nuestro cuerpo como nuestro interior se calman y podemos relajarnos. Nos liberamos del hechizo del pasado, y conseguimos paz y libertad de espíritu.
«Perdonar» no significa que damos el visto bueno a lo que nos han hecho, ni que lo pasamos por alto.

«Perdonar» significa que nos liberamos del pasado que nos ata, que dejamos de hacer reproches, y que escogemos la calma de los momentos presentes.

¿Y tú? ¿Sientes en este momento resentimiento hacia alguien?

¿Estarías dispuesto a perdonar a esa persona con tal de conseguir una vida feliz para ti?

Debes tener en cuenta que perdonar a alguien es sólo para ti mismo/a. No es para nadie más.
Perdonémonos a nosotros mismos.
Probablemente haya quien piensa: «Me es imposible perdonar a tal persona».

En este caso, no te culpes, ni pienses: «Soy un desastre porque no puedo perdonarle» o «Así no podré ser feliz », etc.
Tienes que comprender que te han herido, y antes será necesario que lo aceptes. Quizá todavía no estés preparado/a.

Es necesario que te aceptes a ti mismo/a.
Primero uno se perdona a sí mismo. Esto es lo que en psicología se conoce como autoaceptación.
Primero aceptamos que nos han herido, y después nos autoperdonamos por no poder perdonar a tal persona. De este modo, conseguimos autoaceptarnos, y conseguimos el alivio que nos posibilitará perdonar.

Hace falta buscar también entre las propias creencias. Las creencias son las ideas que tenemos arraigadas en nuestro interior. En el libro Cuaderno de cociente emocional para aumentar día a día la fuerza para alcanzar el éxito y la felicidad (Nippon Jitsugyo Publishing) se comentan métodos para buscarlas y eliminarlas.

Por ejemplo, tener las ideas citadas a continuación frena el poder perdonar:

  • Si perdonara, yo saldría perdiendo.
  • El 100 % de la culpa de que yo lo haya pasado mal es suya. Yo no tengo ninguna responsabilidad.
  • Es más sencillo ser la víctima que aceptar la propia responsabilidad.
  • Tiene que pagar por lo que ha hecho.
  • El dolor no desaparecerá a menos que tome venganza.
  • Para protegerme a mí mismo/a no debo perdonarle.

La lista podría ser más larga, pero de momento piensa si «estas ideas te dejarán o no ser feliz».

Los acontecimientos que ocurren en la realidad son el «resultado». Cada «resultado» siempre tiene una «causa». Y esta causa se halla en tu interior. Es decir, debes saber que la realidad de tu vida es el espejo que refleja tu interior. Por ejemplo, cuando te miras en el espejo te das cuenta de «¡Ah! Me he despeinado» o de «Hoy tengo mal color». ¿Verdad que sin espejo uno no puede verse a sí mismo? Considera que la vida es como un espejo. Gracias al espejo que es la vida podemos darnos cuenta de la propia persona y tenemos la oportunidad de cambiar. La vida está hecha para permitir desarrollarnos hasta donde sea.

Ocho pasos para conseguir perdonar


Ahora te indicaré ocho pasos para conseguir perdonar. Aquellas personas que hasta ahora no han conseguido perdonar a alguien, si lo ponen en práctica tendrán la posibilidad de dar un giro claramente favorable a su vida.

1. Haz una lista con aquellas personas a las que «no puedes perdonar»

Escribe en una hoja de papel el nombre de aquellas personas sobre las que piensas:

«Me sentiría mejor si pudiera perdonarle», «Me gustaría tanto poder hacer las paces con él/ella».

La relación con los padres es especialmente importante. Pregúntate si no le reprochas nada a tu padre o a tu madre, y si realmente les estás agradecido/a. Y si fuera el caso, escribe también sus nombres en la lista.a-hand-writing

Si estás casado/a, pregúntate también respecto a tu pareja. Si estás divorciado/o pregúntate si te has reconciliado con tu ex pareja.
Este paso sigue siendo válido incluso aunque aquella persona ya haya fallecido.

Escribe también en la lista el nombre de todos aquellos a los que «no puedas perdonar», vivos o muertos.
Una vez elaborada la lista, escoge la persona con la que pondrás en práctica los «ocho pasos para conseguir perdonar».

2. Expresa tus sentimientos

Prepara varias hojas de papel y escribe tus sentimientos hacia aquella persona.

Escribe los sentimientos que tenías en esos momentos, más que las situaciones concretas.
Si aparecen sentimientos de ira, puedes expresarlos con las palabrotas que se te ocurran: «imbécil», «desgraciado». No importa.
Si recuerdas la tristeza y el dolor que sentiste entonces, también puedes escribirlo.
Escribe tus sentimientos tal como salgan. No va a leerlo nadie, así que no hace falta que hagas cumplidos ni que te controles.

Si te entran ganas de llorar, llora. Llora tanto como quieras, porque después te sentirás mejor.
Cuando creas que ya has escrito todo lo que sientes, para y rompe el papel. Tíralo a la papelera.

3. Busca los motivos de aquellos actos

1. Escribe qué hizo aquella persona a la que «no puedes perdonar».

2. Imagina y escribe los motivos que llevaron a aquella persona a actuar de tal manera.

Los motivos que hacen actuar a las personas se pueden dividir a grandes rasgos, en dos tipos. «Querer sentir placer» y «Evitar sentir dolor».
Piensa en qué placer deseaba sentir aquella persona que le hizo actuar de esa manera. O bien, en qué dolor pretendía evitar.

Imagina las causas y escríbelas.

NOTA: En el caso de los padres, es especialmente importante que trabajes esta parte. Si sientes que necesitas más comprensión, o te es muy difícil este tema te recomiendo que sigas tratando de comprender. Estudiar el árbol genealógico con el método de Alejandro Jodorowky, Metagenealogía  te ayuda a seguir profundizando más y más sobre este tema para lograr una comprensión profunda. Encontrarás más información de este tema en próximos artículos.

3. Cuando acabes de escribir, no juzgues como «erróneos» los motivos, sino intenta comprender la inmadurez, la torpeza, y la debilidad de aquella persona. Los seres humanos cometemos errores frecuentemente. Por ejemplo, hacemos algo pensando que nos hará sentir alegría, pero nos termina haciendo sufrir. A veces, actuamos para evitarnos algún sufrimiento,- pero lo único que conseguimos es más dolor. Esto demuestra nuestra inmadurez, nuestra debilidad y lo torpes que somos. Debemos comprender que los actos de los otros son a causa de su inmadurez, su poca habilidad y su debilidad.

4. No debes pensar en si los actos de los otros eran correctos o equivocados, es necesario que te centres en los motivos que los llevaron a actuar. Y di lo siguiente:

«Al igual que yo lo puedo desear, él/ella también deseaba sentir placer» o

«Al igual que yo lo puedo desear, él/ella también deseaba evitar sentir dolor».

4. Escribe aquello que puedes agradecerle

Escribe todo lo que puedes agradecer a aquella persona. Aunque parezca insignificante. Intenta escribir tanto como puedas.
Aunque necesites mucho tiempo, intenta recordar lo máximo posible.

5. Utiliza la fuerza de las palabras

1. En primer lugar haz la siguiente declaración:
«Para mi propia felicidad, calma y libertad perdono a…».
2. A continuación repite «perdono a…».   Si es posible, repítelo en voz alta.
Aunque sea en voz tan baja que no pueda oírlo nadie. No hace falta que lo sientas en el corazón. Aunque los sentimientos te digan «No le puedo perdonar», puedes decirlo simulándolo.
Repítelo durante más de 10 minutos. En 10 minutos lo puedes repetir entre cuatrocientas y quinientas veces.

Y si es posible hazlo durante media hora. Este es un paso crucial.

6. Escribe aquello de lo que querrías disculparte

Escribe aquello de lo que querrías disculparte a esa persona, cuanto más mejor.

7. Escribe aquello que hayas aprendido

Escribe lo que has aprendido gracias a la relación con aquella persona.
Si piensas en «cómo hubiera sido mejor tratarme con aquella persona» quizá puedas darte cuenta o aprendas algo nuevo.
¿Cómo crees que podrías haberte tratado con aquella persona para conseguir que los dos fueran más felices?

8. Declara “Le perdono”

Di: «perdono a. . .».


Estos son los «Ocho pasos para conseguir perdonar».
No importa si después de haber realizado los ocho pasos todavía persiste el sentimiento de «no le puedo perdonar».
En este caso repite el apartado 2 del paso 5.
Repite «gracias… (el nombre de la persona)», mientras recuerdas su cara.
Si es posible, repítalo cada día durante más de cinco minutos. Unos días después deberías sentir un cambio.

Si durante el proceso de realización de estos pasos has sentido agradecimiento hacia aquella persona, ¿qué te parecería si le dieras las gracias?

Y si hubieras pensado «me querría disculpar», ¿qué te parecería pasar a la acción antes que el sentimiento se desvanezca?

Si entre las personas incluidas en la lista de «No puedo perdonar» que has escrito en el paso 1, se halla el nombre de tu padre o tu madre, es sobre todo necesario que realices todos los pasos.

Gracias a esto, la vida de muchas personas cambiará de forma increíblemente favorable. La relación que se tiene con los padres se refleja en muchas relaciones humanas, y te será muy beneficioso si te reconcilias de corazón con ellos.

Cuando te disculpas o das las gracias, lo ideal es hacerlo sin esperar a que los otros cambien.

El objetivo es transmitirlo, aunque no sepas si aquella persona lo aceptará o no. Si eres capaz de transmitirlo, ya es suficiente.

Si te rechazan, significa que aquella persona está muy dolida. Esto es su debilidad. Además, puede ser que, aunque te rechace abiertamente, tus palabras, en el fondo, le hagan sentir algo.

En todo caso querría que te valores por el hecho de haber actuado. Y que te sientas satisfecho-a por haber escogido perdonar.

Por haber perdonado, dejas de ser la víctima y vuelves a ser el responsable de tu propia vida. Deberías sentirte orgulloso-a por esto.

 

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